miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Qué somos? ~

Un leve suspiro bastó para las hojas mecerse, bailaban tanto como en un carnaval. Sin una restricción, sin el tiempo marcando el paso, sólo ellas interactuando con la poca libertad que poseían, sostenidas por una pequeña rama que les impedía desplazarse en la nada, tomarle la mano al viento y proceder un valse sin temor. 

Los segundos pasaban, y entre más se marcaban los pasos del reloj, mayor brutalidad existía en la libertad del viento. Entre más violento se volvía, las pequeñas ramas sostenían las hojas, sin un propósito de dejarlas ir, mientras que ellas, dejándose acariciar por los brutales suspiros, continuaban bailando, no existía otra cosa, no existía otro pensamiento, no había más nada que ellas y la abrazadora compañía del viento.
No hubo forma de detener lo que por destino se veía venir, mas las ramas obstinadas no dejarían ir a lo único que las acompañaban. Sin embargo, el suspiro era más fuerte de lo que ellas pudiesen controlar, tan seductor, tan pasivo y a la vez agresivo. Era como un susurro, que atrapaban con su suavidad y precaución a quiénes fuesen partícipes de su danza. La vida se remesó, mas nada se podía impedir, el baile continuaría.

Ya sin mayor poder, las ramas dejaron ir a sus amantes, quienes dejaron que el silencio les propinara una danza sin fin, donde la melodía se hallaba en todas partes, sin necesidad de reproducir algún aparato.
Dejándose caer, creyeron en la libertad, meciéndose de un lado a otro, mano a mano con el viento, y todo parecía estar bien.
Los minutos comenzaron a llenar el espacio entre ellas, el cansancio del aire era inevitable, y entre más el tiempo transcurría, más débil se volvía. Las hojas desconcertadas comenzaron a caer, se remecían en la nada, tratando de encontrar una forma de detener la caída que de cualquier forma sería inevitable, pues, al ya hallarse en el frío suelo, sabían que volverían a una prisión, donde la compañía no existiría, mas que el helado piso.

¿Qué somos?, ¿Por qué estamos?, ¿Por qué sufrimos? Existen tantas preguntas sin respuestas dirán algunos... Sin embargo, ¿qué mejor respuesta podemos obtener mas que en nosotros mismos? 
Usualmente, buscamos las respuestas alrededor, lo que el viento nos propina, y nos seduce, pero, nunca logramos realizar que todo está en nosotros, todo empieza por uno. 

El ambiente, las hojas en las ramas, y los bailes que puedan existir, son tan independientes, como dependientes de nosotros, como nosotros de ellos. Cada partícula partícipe en la vida, nos afecta de una forma u otra, cambia nuestra perspectiva, nos hace fuertes, como también, nos hace caer. 
Pero, es tan fácil lograr trasladar la culpa a otro, y ¿para quién no? Alivia tanto la carga del hombro, aunque no la de la conciencia. 
Dependemos tanto de la opinión del resto, de las acciones del suelo, que no logramos entender que sólo importa lo que nosotros damos por una verdad, en lo que nosotros creémos y sabemos. Tanto es así la dependencia en la que llegamos que nos aferramos ciegamente a algo que pensamos que nos brindará libertad o simplemente, lo que nos dará paz, donde al final, suele ser lo que nos ayuda a gatillar un pensamiento, una acción, una palabra que jamás pudimos haber imaginado en nuestras vidas.

¿Qué es la vida más que un simple suspiro?, ¿qué somos nosotros para el tiempo, mas que polvos de arena? Sinceramente, no somos nada.. No tenemos nada, y a la vez, lo obtenemos todo. Pero eso, ¿a quién le importa? La mente es cerrada a sus ideales, a su sociedad, donde los problemas son tan diminutos para el resto, y tan explosivos para uno. 
Hay ciertos puntos en los cuales no queda más que callar, ¿qué peor que eso? Acumular sentimientos, sensaciones, mal estar... Donde puede estallar en cualquier circunstancia, que por mas que queramos, no podremos evitar.
Así somos.. Frágiles, como las hojas de un árbol... Si el viento sopla, bailaremos con él, hasta que no exista más tiempo, y seamos olvidados en los helados senderos de la vida.